martes, 2 de febrero de 2010

Las redes sociales en las relaciones

-¿Por qué no me agregas? Si es verdad que no te averguenzas de mí...¿por qué no me agregas en el tuenti? Si no lo haces es porque, aunque digas que no, te averguenzas de estar conmigo y que lo sepan tus amigos.

Esto oí mientras me dirigía a tomar café con unas amigas en una típica tarde de Domingo la pasada semana. ¿Hasta qué punto pueden las nuevas tecnologías y las redes sociales llegar a complicar las relaciones?



Ese es sólo el comienzo. Ciertamente, las redes sociales han roto todo el misterio que puede existir alrededor de una persona que acabas de conocer.

-Te agrego al facebook.

Ya ni siquiera te preguntan el móvil, ni el correo eléctronico. Simplemente con conocer tu nombre te tienen fichada.
Parece un chico genial, te haces mil ideas sobre cómo será su vida y el misterio te atrae. Te atrae la idea de descubrir poco a poco a la otra persona. Pero llegas y ves una petición de amistad.
Muchos detalles hablan sobre él: cuántos amigos tiene, si escribe con enormes faltas de ortografía o si por el contrario respeta las reglas gramaticales, las zonas por las que sale, qué estudia, cuándo es su cumpleaños, cuáles son sus aficiones. Si vas más allá puedes hasta conocer a su familia a través de las fotos: es hijo único, cómo son sus padres, si tiene hermanos y así un largo etcétera.

El magnífico comienzo de una relación queda reducido a apenas unos cinco minutos. Adiós a los interrogantes, a las mariposas en el estómago. Quizás en cinco minutos sepas que es un fantasma o te pienses que es el hombre de tu vida. Y quizás te hagas una idea equivocada, o quizás te aburras rápido.


Una vez estás en la relación, un comentario en un tablón de una chica puede provocar sospechas, celos y discusiones. Sobre todo si esa chica le tira los trastos descaradamente. Peor aún si los mensajes que se envían son privados y no tienes otra ocurrencia que entrar en su cuenta con la clave que te dió hace algunos meses. Si te dice que no puede quedar porque tiene comida familiar, y luego ves una foto con sus amigos: " Es que acabamos temprano y fui a tomarme algo con ellos". Las mujeres somos en ocasiones demasiado retorcidas en nuestras suposiciones.
O quizás ocurra al contrario y te controle demasiado. Cúando entras, cuándo sales, con quién vas y con quién vienes.

Confusión de amor con posesión. Creo que ahí es donde radica el problema.

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