Aníbal Sabatini decía que la plenitud (o felicidad o nuestro más deseado objetivo) está dentro de una habitación frente a nosotros. Sabemos que sólo tenemos que abrir la puerta y ya está. Entonces, nos acercamos, giramos el picaporte (pues sabemos que no hay cerraduras) y empujamos. En un primer momento, la puerta no se abre. Debe estar trabada, pensamos, y empujamos más fuerte. No hay caso. Aumentamos el esfuerzo, sin éxito. Llamamos a nuestros amigos, familiares y terapeutas para que nos ayuden a empujar. Lo hacen. Pero la puerta no cede. Nunca nos detenemos. Nunca dejamos de empujar en nuestra vida. Y empujando, empujando, nunca nos damos cuenta.
Nunca nos damos cuenta que no se trata de empujar, sino de acercar con suavidad la puerta hacia nosotros.
Jorge Bucay
Nunca nos damos cuenta que no se trata de empujar, sino de acercar con suavidad la puerta hacia nosotros.
Jorge Bucay
Nereida, me ha encantado.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, de verdad. Nada más real, que esto.
Un beso guapa. me gusrado el texto con tu permiso...
Dale gracias al grande de Bucay!!! es suyo el texto, del libro Cartas para Claudia. Sin duda contienen grandes reflexiones, ya os iré poniendo alguna más!
ResponderEliminarUn beso
Qué curioso, hoy escribí algo parecido en mi blog.
ResponderEliminar