domingo, 2 de mayo de 2010

Mi mama me mima



Esa frase de la derecha es mentira. Ella nunca me atiborró de historias de amor ideal, pero le encantaban las películas de Disney. Le encantan, mejor dicho. Y yo las veía, una y otra vez, y a ella le encantaba llevarme al cine a ver las nuevas películas de princesitas que aparecían. Sus películas favoritas, se convirtieron en las mias: La Bella y la Bestia, Aladdin. Y las peliculas que odia, se han convertido en las que tampoco puedo ver: Bambi, Alicia en el País de las Maravillas...

Su color favorito, se convirtió en mi color favorito. Es más, el amarillo ha llegado a darme buena suerte, a pesar de las supersticiones.

Pero nunca me vendió ideales, siempre quiso hacerme una mujer independiente y que estudiara. Siempre ha querido que llegue muy lejos, más de lo que ella ha podido llegar. No depender de ninguna persona, no tener que rendir cuentas a nadie, como ella ha tenido que hacer tantísimos años.

Porque somos polos opuestos en muchísimos aspectos. Me saca de mis casillas, yo la saco de las suyas. Pero cuando no está, extraño pelearme con ella.
La necesito en mi vida, aunque mi lema siempre ha sido que nadie es imprescindible. Ni siquiera tu madre.
Siempre seré la niña de mamá, como en su tiempo lo fuí de papá. Se queja de que dependo de ella en muchísimos aspectos aún, pero ella no me deja volar. Hay veces que me cuída como si aún tuviera cinco años, y entonces me enfado, pero nunca deja de hacerlo. Pero hay otras en las que me trata como si tuviera treinta, se fia de mi y jamás cuestiona con quién voy o con quién vengo, a qué hora salgo y a qué hora llego.
Me destapa la cama cuando por las noches llego tarde y en invierno me pone la calefacción, para que al llegar me encuentre la habitación caliente. Pero me da libertad, confía en mí y cuando me voy de viaje se despide de mi diciendome que use preservativos. Esa es ella.
La conozco, me conoce y jamás la cambiaría por otra, aunque nunca se lo haga saber. Le adoro.

3 comentarios:

  1. Aunque nunca se lo digas, ella lo sabe.
    Pero nunca está de más recordárselo de vez en cuando...
    A veces creemos odiarlas, pero creo que nunca podremos querer tanto a una persona como queremos a nuestras madres.

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  2. Hace un par de días tuve una entrevista con una sicóloga que me dijo que debería decirle más a mamá que la quiero, por más que ella ya lo sepa, ella precisa saberlo.
    Te lo digo porque quizás a ti también te sirva el consejo, talvez no, pero por lo que decís, parece que mi madre y la tuya se parecen mucho. ¿O será que todas las madres son geniales?
    Beso, muy buena la descripción

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  3. Nunca des por hecho que las personas saben lo que sientes hacia éstas. Amar también es compartir ese sentimiento con palabras.
    un abracito

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